Se trata de un resumen de la conferencia ofrecida por D. Jesús López Román el pasado 16 de marzo en el Club Diana.
«Casi todos los especialistas suelen situar el origen de las procesiones de Semana Santa en el siglo XVI o en la segunda mitad del XV haciendo difuminadas alusiones, en muy pocos casos, a épocas anteriores.
Las primeras noticias fidedignas y documentadas que se tienen en la cristiandad sobre procesiones penitenciales de disciplinantes o flagelantes, que posteriormente constituirán el origen de las procesiones de Semana Santa, se remontan al año 1260 y apuntan a la ciudad italiana de Perugia,
La cofradía adoptó el nombre de “disciplinantes de Jesucristo” y se extendió como una llamarada por Italia y posteriormente por toda la cristiandad. Los flagelantes marchaban en procesión de pueblo en pueblo o bien dentro de un mismo pueblo e iban acompañados de todo tipo de personas: clérigos, seglares, hombres, mujeres e incluso niños de tierna edad.
Tales procesiones eran presididas por la cruz llevada por un sacerdote y por eso se les conocía también como “cruciferi”. Portaban igualmente banderas, estandartes, reliquias y símbolos relacionados con la pasión y muerte del Salvador. De vez en cuando entonaban cánticos o recitaban salmos.
Las cofradías de flagelantes y otros penitentes medievales no llevaban imágenes o “pasos” como las de ahora. La cruz era, en algunos casos, un “Lignum Crucis” o relicario con un pequeño fragmento de la Vera Cruz (Verdadera Cruz).
Las procesiones medievales de flagelantes y penitentes estaban asociadas a la veneración de la Vera Cruz y con el transcurrir del tiempo adoptaron ese nombre. Las huellas de este hecho están presentes en la gran cantidad de cofradías de la Vera Cruz que aún subsisten en España. Las hay en Zamora, Benavente, Salamanca, Valladolid, Palencia, Astorga, Ávila, Cuenca, Toledo, La Rioja, Caravaca, Sevilla, Córdoba, Jaén, Baeza y en otras muchas ciudades de lo que fue el reino medieval de Castilla y León.
Por supuesto, también existió dicha cofradía en Úbeda. Para hacer su recorrido, partía desde la ermita de ese mismo nombre que fue construida por los primeros reconquistadores de la ciudad. Tal ermita se encontraba al norte, fuera de las murallas y cerca del desaparecido “molino de Lázaro”. La cofradía tuvo dos fases históricas. La primera se caracteriza por la ausencia total de documentación; la segunda, a partir del siglo XV, supone un intento de adaptarse a los nuevos tiempos y los cofrades añaden a su procesión un Cristo crucificado y una Dolorosa. La documentación más antigua corresponde al año 1540 y su extinción está datada en 1878.
El siglo XV puede considerarse un momento histórico de transición en el que se acentúa el declive de las procesiones medievales y comienzan a aparecer otras cofradías también penitenciales con nuevas advocaciones más motivadoras para la mentalidad religiosa nueva que estaba emergiendo. Las imágenes sagradas comienzan progresivamente a aparecer en estas nuevas procesiones porque el simbolismo anterior da paso a nuevas formas de sentimiento religioso. Se produce una intensificación del fervor hacia las imágenes sagradas. El pueblo se siente muy motivado por la contemplación de imágenes representativas de la pasión y muerte del Salvador que reflejan el dolor. Se impone progresivamente el estilo naturalista y realista.
Con este cambio de orientación religiosa comienza el siglo XVI en cuya primera mitad aparece y se desarrolla el movimiento luterano que incluye una crítica feroz al culto de las sagradas imágenes y de las reliquias.
El Concilio de Trento que se celebra como respuesta a la escisión protestante, se propone determinadas metas en relación con el culto de las sagradas imágenes. Una de ellas consiste en reafirmar la necesidad del culto a las mismas; sin embargo, el propio Concilio entiende que se han de evitar los abusos y excesos que se habían cometido en épocas anteriores. Una consecuencia inmediata de ello será que, a partir de la finalización del mismo, las autoridades eclesiásticas ejercerán un estricto control administrativo de las cofradías para adecuarlas a la nueva situación. Esto supone la redacción de nuevos estatutos y ordenanzas y su posterior aprobación canónica.
Determinados estudiosos de la Semana Santa de Úbeda, que desean demostrar la antigüedad de las cofradías, recurren siempre a unos autos y providencias de los años 1692, 1722 y 1790 no localizados en sitio alguno y carentes de base documental. Un historiador local, de principios del siglo XX, los descalifica categóricamente
Algún tratadista intentó basar la antigüedad de la cofradía de de “Nuestra Señora de la Soledad” en un documento de 29 de abril de 1554 existente en el archivo de Úbeda (fondo de protocolos notariales, legajo 12) que hace referencia a una antigua cofradía denominada “Las Angustias y Soledad de Nuestra Señora y las Cinco Llagas de Nuestro Redentor Jesucristo”. Para intentar reforzar su argumentación, lo relacionó con otro documento del mismo archivo, fechado el 14 de abril de 1613 (Ibídem, legajo 696). Este último se corresponde, ciertamente, con una cofradía de “Nuestra Señora de la Soledad”.
El análisis objetivo del contenido de los dos documentos mencionados nos lleva a la conclusión de que la cofradía de “Nuestra Señora de la Soledad”, que aparece en el que está fechado el día 14 de abril de 1613, no tiene relación con la cofradía de “Las Angustias y Soledad de Nuestra Señora y las Cinco Llagas de Nuestro Redentor Jesucristo” a la que se refiere el otro documento de 29 de abril de 1554.
A principios del siglo XVI está documentada la existencia de varias imágenes del “Dulce Jesús” o “Jesús Nazareno” en varias iglesias y conventos de Úbeda. Las cofradías más importantes a las que pertenecían dichas imágenes tenían su sede en la parroquia de Santo Domingo y en la iglesia de la Trinidad. La imagen existente en Santo Domingo fue trasladada, para mejorar las condiciones de su culto, a la iglesia del convento dominico de San Andrés en el año 1577. El día 13 de marzo de ese mismo año fueron aprobados canónicamente los estatutos de fundación de esta cofradía por el deán de la catedral de Jaén don Bernardo de Rojas y Sandoval
Existe, además, un libro de actas de esta cofradía. Aunque falta un número considerable de sus primeras páginas, algunas actas se remontan al año 1576 y reflejan la división entre “hermanos de luz” y “hermanos de sangre” (flagelantes). También hemos de destacar la existencia, en las dependencias de esta cofradía, de un antiquísimo estandarte en cuyo centro aparece el monograma sagrado de Jesús (las tres primeras letras de Jesús en griego) bordado con letras cursivas griegas; esto indica que su antigüedad corresponde a la segunda mitad del siglo XV o comienzos del XVI
Concluimos afirmando, con las pruebas sólidas y contrastables presentadas, que la más antigua de las cofradías actualmente existentes en Úbeda es la de “Nuestro Padre Jesús Nazareno”.
A pesar de los siglos transcurridos, la mencionada cofradía ha sabido conservar parte del legado de aquella procesión de flagelantes y otros penitentes que comenzó a realizarse en el siglo XIII tanto en Úbeda como en el resto de las ciudades importantes del reino hispánico de Castilla.. El monograma sagrado de Jesús, la Verónica, los instrumentos de la pasión y otros símbolos medievales continúan estando presentes en la procesión actual de Semana Santa».