Hace pocas semanas nuestra hermano y secretario D. Manuel Madrid Delgado, fue designado como pregonero de la Semana Santa 2022. Por ello queremos acercaros a su figura con esta breve entrevista que le hemos realizado.
Háblanos Manuel de tu vida cofrade
Nací el 4 de enero de 1976 y soy hermano de Jesús desde el 15 de mayo ese mismo año. Curiosamente, en la Junta Directiva de ese día también se admitieron como hermanos a la actual Hermana Mayor de la Cofradía y al Presidente de la Unión de Cofradías. Hermano de Jesús lo soy por tradición familiar, pues mi abuelo Manuel fue trompetero y mi padre, mis hermanos, mi tío Andrés y varios de mis primos fueron o son hermanos de Jesús, como lo es mi hijo desde que nació. Mi otra cofradía es la del Cristo de la Noche Oscura, en la que ingresé en 1998, como tantos amigos que fuimos niños del campamento de Acción Católica y que aprendimos a ser cristianos al lado de El Viejo y junto a Manolo Molina. Soy también hermano de cofradía de la Virgen de Guadalupe, a la que mis padres le han tenido siempre mucha devoción. Creo que, como cofrade, esto es lo fundamental, y luego, los cargos y encargos que haya podido recibir son sólo accesorios o adornos de esa posición fundamental. De todos modos, si alguien está muy interesado en esos títulos (secretarias, pregones, etcétera), andan por ahí, por las redes, circulando…
¿Qué supone para un cofrade de cuna ser pregonero de su Semana Santa?
Responsabilidad. Mucha responsabilidad. Una inmensa responsabilidad. Un cofrade de cuna, a medida que madura, siente cada vez más certeras las palabras de nuestro hermano Miguel Pasquau, que dice que en cuanto que cofrades somos nada más el eslabón de una cadena. Y así creo que siente el cofrade de cuna la responsabilidad de prestar su voz al pregón de la Semana Santa: como el intento de expresar cuál es la cualidad del hilo que ata a las generaciones, como el afán de dar forma al sentimiento y a la íntima emoción religiosa que convergen en la actual generación de cofrades uniendo en ella a los antepasados con los por venir.
¿Cómo fue el momento en el que se te propuso ser pregonero?
Fue el 21 de julio, por la tarde. Por la mañana confirmé la noticia de que había conseguido plaza en las oposiciones de Secundaria, y eso convirtió aquel miércoles en un día importante. A partir de ese momento fueron muchas las felicitaciones, vía mensaje principalmente. Por la tarde, mi mujer y yo nos preparamos para salir a echar unas cervezas y celebrarlo. Mientras ella se arreglaba, yo saqué a Lolo a hacer sus necesidades y en la Calle de la Victoria me llegó una llamada de Luis Carlos Martínez, del que soy amigo desde hace muchos años. Al verla, yo sabía que no iba a ser sólo para felicitarme. En un día como ese, en el que tanto había que agradecer, yo no pude decirle que no, y menos a alguien a quien tanto aprecio le tengo. Así de trivial fue ese momento tan trascendente en mi trayectoria como cofrade.
Con el paso de los días y desde que se anunció que pregonarías la Semana Santa de 2022, ¿qué sentimientos y sensaciones afloran en tu interior?
Entre que Luis Carlos Martínez me dio el encargo el 21 de julio y lo hizo público el 25 de octubre, digamos que la sensación intima fue de expectación y de relativa alegría. Pero desde el 25 de octubre sólo hay un sentimiento y una sola sensación: RESPONSABILIDAD. Y ligado a eso, el temor a no estar a la altura de las excesivas expectativas que parece que el nombramiento ha provocado, dejando en mal lugar al Presidente de la Unión de Cofradías.
¿Cuáles serán las líneas básicas de ese pregón?
¿Hablar de líneas básicas a estas alturas? Es muy muy pronto para eso. De cuando en cuando, cuando voy en coche a Guarromán, surgen algunas ideas, se cruza por la cabeza algún destello de lo que pudiera decir. Pero nada de eso será hasta dentro de varias semanas, por lo menos hasta que en la Fiesta de Jesús no suene el “Miserere” y entonces, se dé el pistoletazo de salida para Semana Santa de Úbeda de 2022. Sólo a partir de entonces la responsabilidad se transformará en presión y la presión en esbozos de discurso. Y ya en Cuaresma, los esbozos irán articulándose, uniéndose, puliéndose, para que sea posible el pregón.
¿Necesita, en tu opinión, la Semana Santa ubetense una “reconstrucción”, un volver a los orígenes?
¿Cuáles son los orígenes de la Semana Santa de Úbeda? Están en el siglo XVI y no creo que ninguno de nosotros tengamos intención de participar como hermanos de sangre en la procesión de Jesús, por ejemplo. No creo que haya que hablar de volver a los orígenes, pero sí creo que la Semana Santa tiene someterse a una dieta de adelgazamiento, digámoslo así. Tengo la impresión de que en los últimos años hemos acumulado mucha materia grasa, que no está bien digerida, y eso provoca que las piezas de lo que antes era un todo armónico ahora no encajen todo lo bien que debieran. Desechados muchos de los elementos del antiguo sistema procesional de Úbeda, por las razones que sea y que no vienen a cuento, hay que determinar cuál es el esqueleto, el armazón que queremos para nuestra Semana Santa, y en él podremos colgar aquello que no estorbe a ese armazón, a ese núcleo sustentador. Pero si todo sirve, si todo se agrega sin ton ni son, al final todo se oculta debajo de una grasa folklórica, anecdótica y pasajera que impide ver lo verdaderamente esencial. Para ver el jardín, hay que podar los injertos que sobran y limpiar la hojarasca. Esto no es volver a los orígenes, sino dotar a la Semana Santa de un nuevo sentido, articular desde la coherencia un modelo nuevo ahora que el construido entre 1897 (fecha de la primera Procesión General) y 1963 (fecha de fundación de la cofradía de la Noche Oscura, que culmina ese modelo), ha dejado de servirnos.
Para ti ¿cuáles serían las líneas rojas que la Semana Santa de Úbeda no debería traspasar?
Vivimos unos tiempos en los que, en general, han desaparecido las líneas rojas. Hay cosas, hay elementos, hay estructuras, en el orden de las tradiciones, que no deberían tocarse porque la tradición se basa en la repetición, en un saber que a una hora concreta de un día concreto en un lugar concreto, pasó algo cuando nosotros no éramos, pasa algo estando nosotros, y pasará ese mismo algo cuando nosotros ya no seamos. Eso es lo que ata la tradición, lo que la constituye, esa certeza en la belleza de lo pequeño que se repite. Desde ese punto de vista, ¿cuáles serían las líneas rojas de la Semana Santa de Úbeda? Es un tema complejo, y discutible, claro está, pero a mi me parece que las líneas rojas, ya traspasadas, eran las de las estructuras horarias procesionales del Jueves y, sobre todo, Viernes Santo, que pautaban una representación ordenada de la Pasión del Señor y que convergían en el bien superior a los intereses particulares de las cofradías que era la Procesión General de la noche del Viernes Santo. Superadas esas estructuras (lo del sentido profundo de nuestro Viernes Santo “tradicional” daría para mucho pensar y hablar), lo sensato es (re)construir un orden que ordene y articule y que busque un nuevo sentido y orientación, para que las procesiones no sean un simple estar en la calle sin una finalidad última y que trascienda lo puramente estético. Porque si no es así, habremos sustituido un bellísimo, un hondísimo producto de la religiosidad popular por un magnífico producto turístico y, honestamente creo que no puede ser eso.
Para terminar ¿cómo piensas que será la Semana Santa de 2022 con la influencia de la pandemia?
Un deseo en este sentido: que sea luminosa, plenamente primaveral, radiante y lo más parecida posible a la de 2019. Que la epidemia se vaya quedando atrás con vacunas y prevenciones, y que podamos echarnos a la calle si tiene que ser con mascarilla, con mascarilla, pero prescindiendo de lo mínimo posible. Ese es el deseo que creo compartimos todos: vivir una Semana Santa en la plenitud de nuestra condición de cofrades ubetenses.
Bueno hermano, desde aquí pediremos a nuestros Sagrados Titulares para que te iluminen en este trance tan hermoso a la vez que importante y esperamos disfrutar de un gran pregón como gran cofrade que eres.